EL GRITO DE ¡VIVA MÉXICO!

Irma Barquet

 

Por naturaleza el pueblo mexicano es festivo, es alegre y, sobre todo, tiene a flor de piel la mexicanidad. Hoy es, sin lugar a dudas, un día muy importante, pues se conmemora la independencia de México, que después de la lucha y la participación de aquellas personas que dieron su vida, se logró quitar el yugo de los conquistadores.

El 15 de septiembre de cada año, se recuerda y se celebra que nuestro pueblo es independiente. Se exacerba todo lo que nos identifica como una nación que se cubre de verde, blanco y rojo; se degustan los platillos más representativos por su sabor picoso, su atractivo colorido, que pueden acompañarse con agua de frutas frescas y los tragos espirituosos que, actualmente, se han convertido en una moda mundial.

Cada año, el frenesí se apodera del ánimo de todas las personas de este país, de cualquier rincón. Se demuestra con festejos. Se escuchan las canciones que rasgan el corazón por los amores perdidos, por los recuerdos que calan hasta los huesos, por el sentimiento que provoca en muchos “yo sigo siendo el rey”. Se escuchan las trompetas y los violines con los compases y ritmos que provocan el llanto por ese orgullo mexicano.

Se recrea el gusto mexicano con los atuendos típicos en los que las trenzas, los moños, los grandes aretes y collares, combinan deliciosamente con las camisas de manta y los guaraches. Los rebozos son el adorable manto que cubre a las parejas y las protege del temido frío del desamor.

Sin faltar el zapateado, ruidoso e improvisado, que permite a quienes bailan los ritmos mexicanos, una catarsis por todos los sentimientos que pueden exaltarse, acompañado de gritos, silbidos y consignas disfrazadas de amores, que adornan las frentes con pequeñas perlas de sudor.

A las once de la noche se preparan las familias enteras, reunidas en sus fiestas patrias particulares, para escuchar el grito de “¡Viva México!”, al tiempo que suenan las campanas en todas las ciudades y aquellos valentones que echan bala apuntando al cielo.

Hombres y mujeres, sensibles y al mismo tiempo fuertes, se rebelan ante las adversidades. Su sangre mestiza y cabrona, es la principal garantía de tener este origen moreno que impide doblegarse ante la más ligera posibilidad de una nueva conquista.

Por eso, el grito de ¡Viva México! nos recuerda quiénes somos con orgullo y fortaleza.