LA MEJOR PARTE


Irma Barquet

Los viajes de trabajo,  en ocasiones son un mero trámite profesional y laboral. Es menester asistir y participar de la mejor manera, siempre con temas relacionados con las organizaciones en las que se colabora, además con el ámbito de las competencias de las cuales se es especialista.

No podía faltar ese compromiso de trabajo fuera de la ciudad, como broche de oro de los días previos a las esperadas vacaciones de Semana Santa y Pascua, porque en las instituciones educativas, se goza de estos días de descanso, como un premio a la ardua participación en las actividades cotidianas. De cualquier forma, es un muy buen motivo para coincidir y compartir el recinto laboral, con los colegas de otras entidades, con quienes se tienen puntos que convergen en las funciones que se desempeñan.

Afortunadamente, el trabajo que era el principal motivo de nuestra reunión, se llevó a cabo de acuerdo con el orden del día, con las diversas actividades que fueron cuidadosamente planeadas por los organizadores y coordinadores. La sesión fue de “sol a foco”… así de intensa. Sin embargo, los asuntos que se trataron, además de ser de interés institucional, son importantes para el desarrollo profesional de los asistentes.

En esta oportunidad, la reunión de trabajo fue en la hermosa ciudad de Oaxaca, capital del estado con el mismo nombre. Es una de las ciudades coloniales con más atractivos, además de que se considera patrimonio cultural de la humanidad, en donde se ubican hermosos edificios, museos, zonas arqueológicas y toda una gama de manifestaciones de la tradición de esa región.

Es imposible soslayar las delicias de su cocina: Entre los moles, están el negro, el rojo, el coloradito, el almendrado, el chichilo y el amarillo, Tasajo, Pozole mixteco, Cecina, Caldo de gato, Chapulines, Tlayudas, Caldo de garbanzo, Arroz chepil, Caldillo de vigilia,  Salsa de hormiga chicatana, Tamales de chepil y de pescado del Istmo, Chiles de agua rellenos de quesillo, Chiles pasilla rellenos de picadillo, Chileajo, Chacales al ajillo, Calamares en su tinta, Hojaldre de cazón, Chichilo, Salsa de gusanito, Guiso de iguana, Armadillo guisado, Escabeche de pulpo, Caldo de nopales, Empanadas de amarillo crudo de Ocotlán, que solo con mencionar estos platillos, se hace agua la boca… sin olvidar el obligado mezcal.

Los compañeros que se presentaron, son de diferentes estados de la República Mexicana, aprovecharon la vuelta a tan linda ciudad, para conocer lugares como el Ex convento de Santo Domingo, Plaza de la Constitución, Teatro Macedonio Alcalá, por mencionar algunos. Además de hacer algunas compras de artículos artesanales.

Un grupo de siete personas decidió quedarse al día siguiente para hacer un paseo por puntos cercanos a la ciudad y que además, estaban “a la mano” para que el día rindiera al máximo, por lo que consiguieron un tour que incluyó un itinerario fantástico: Monte Albán, Arrazola, San Bartolo Coyotepec y Cuilapam de Guerrero. Emprendieron el viaje tempranito al siguiente día.

Este magnífico grupo estaba compuesto por Moni, Ana, Chía, Isabel, Norma, Eugenio y yo, además de una joven pareja de matrimonio que se unió en la aventura. Abordamos la camioneta dispuesta para la excursión y se integró con nosotros Edelmira, la guía de turistas que amablemente nos atendió. Ella es una mujer muy sencilla, desde el momento en que nos saludó, acertó en caer bien: se presentó, se incorporó a la plática e inmediatamente inició con la explicación de los diferentes puntos por lo que pasábamos en el trayecto a los lugares mencionados.


Edelmira nos contó que Monte Albán es un centro ceremonial importante en la cultura zapoteca, ubicó cada uno de los edificios arqueológicos que encontramos ahí, así como las características de los mismos, las celebraciones que se llevaban a cabo, el juego de pelota y su significado, las diferencias sociales entre sus pobladores.

También nos condujo a Arrazola, a un taller de alebrijes de madera, fabricados de forma artesanal, desde el tallado hasta la pintura y terminado de cada pieza. Esta visita, incluyó el tradicional “shopping” de recuerditos, al igual que en San Bartolo Coyotepec, en donde se elaboran piezas de barro negro hechas a mano por artesanos oaxaqueños magníficos. En uno de los talleres de alfarería, nos hicieron una demostración de la forma en la que se moldean las ollas, el tiempo que deben estar en el horno para que tomen la tonalidad negruzca, el terminado brilloso que se logra al momento de pulirlas.

Edelmira también nos comentó que el Ex Convento de Cuilapam de Guerrero es una construcción inconclusa del siglo XVI, lugar emblemático del estado de Oaxaca, a pocos kilómetros de distancia de la ciudad capital.

En cada sitio que visitamos, era menester captar las imágenes de tan apreciado recuerdo, el relajo y los comentarios alusivos a las situaciones que se vivieron, eran motivo para reír incansablemente. Las ocurrencias del grupo de colegas, hacían agradabilísima la convivencia.

Compartimos la mesa en un restaurante de comida típica. Nos recibieron con la degustación de mezcal, solo fue una probadita… Comimos opíparamente, platillos oaxaqueños, acompañados de la gran algarabía del grupo, de comentarios acerca de la experiencia del viaje.

Regresamos a la ciudad cuando caía la tarde. Edelmira nos acompañó a comprar algunas cosas que queríamos para llevar cada uno a su casa: quesillo, mole negro, pan, chocolate. Fue muy oportuna su compañía pues conoce los lugares estratégicos para encontrar los productos de calidad. Es una excelente guía de turistas, además de sus conocimientos, la actitud tan positiva de hacer su trabajo agradable y de convivir con el grupo. Fuimos muy afortunados al coincidir con ella.

Si bien lo que nos reunión fueron asuntos laborales, no cabe duda que la mejor parte es, precisamente, la convivencia, estar relajados después de las actividades, las ganas de compartir y de conocernos más en lo personal, fue una excelente oportunidad… los mejores compañeros de trabajo y de viaje… invitados a repetir la dosis… Gracias, queridos compañeros, por brindarme el privilegio de colaborar y compartir con ustedes.




Comentarios

  1. Irma: Escribi un comentario pero creo que desapareció, gracias por compartir tus escritos, te extrañaba y me alegra recordar esa ciudad hermosa que me llevó igual que tú, un trabajo de mis responsabilidades en el Ministerio Ambiental panameño. Pude degustar algunos platos de esa región pero el que más llamó mi atención fue los chinchulines que me tocaron en un desayuno con los compañeros de centroamerica, fue una experiencia que he vuelto a recordar con mucha alegría y además con la ligera impresión que me causó, meterle el diente a esos grillitos muy fritos pero todavía enteros. No dejes de escribir, un abrazo desde esta ciudad que se recupera de una cumbre de 35 presidentes de los países que conforman esta América. bessie

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    1. Gracias, besivas, por tu comentario. No sabía que habías visitado esa ciudad tan hermosa. Es increíble la variedad de platillos que tienen. Me da mucho gusto que tus recuerdos sean con alegría. Abrazos.

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