Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2025

DONDE HABITAN LOS MURMULLOS (Parte 2)

Imagen
Irma Barquet / Adriana Anaya   Su madre no soportaba verla en ese estado catatónico. Sabía que ella, y solo ella, era la culpable del terrible porvenir de su hija. Sin embargo, no se resignó a aceptarlo, pudo imaginar lo que podría sucederle en el tiempo, pues implicaba la disposición incondicional, en cuerpo y alma, para conseguir, a como diera lugar, el mandato por designio. Desde hacía generaciones, su familia había pertenecido al culto de Manat, la diosa islámica del destino. Su tatarabuela había sido sacerdotisa, al igual que su bisabuela y su abuela. El linaje femenino entero estaba consagrado a servirle. Ella debía continuar el legado… pero lo negó. Negó su destino, y prefirió enterrarlo —literalmente— bajo piedra y cal. Creyó que con el silencio y el olvido bastaba. Pero no hay olvido cuando se trata de una diosa… Manat no perdona a quien la niega. Sabía que, tarde o temprano, regresaría a reclamar lo que era suyo. Lo que por precepto divino le pertenecía: su sangr...

DONDE HABITAN LOS MURMULLOS

Imagen
Irma Barquet   / Adriana Anaya   Alguien le contó, que la casa de su tatarabuela fue construida sobre los restos arruinados de un recinto donde enclaustraban a personas que se les consideraba poseedoras de ciertos poderes inexplicables, fuera del alcance de todo raciocinio, algo así como facultades demoníacas, a quienes solían aplicarles algunos correctivos, semejantes a torturas, para que confesaran el origen de sus dichos o de sus hechos. En especial, una de las habitaciones de la gran casa, —la que había sido el aposento de su tatarabuela, posteriormente de su bisabuela y, al final, de su abuela—, estaba clausurada, cerrada a piedra y lodo, para evitar que alguien pudiera profanarla. Esa situación estremecía su paz interior. Shujae poseía una belleza misteriosa. Sus ojos color violeta, le daban un toque muy especial a su mirada, con la que atrapaba la atención de cualquier mortal. Su figura, esbelta y refinada, atractiva, provocaba el interés de mujeres y hombre...

PARA AHMAR*, UNA EMOTIVA MISIVA

Imagen
  Irma Barquet Querida Ahmar : Recuerdo cuando te conocí, estaba muy inquieta hasta tu llegada inesperada, sorpresiva. Me puse un poco nerviosa, con muchas dudas, con incertidumbre. Constantemente me preguntaba ¿cómo tratarte? ¿qué ofrecerte? ¿qué necesitabas para estar confortable? La constancia hizo que me sintiera más cómoda cada vez que te veía, pude encontrar, en mi vida, el sentido a tu presencia. Tú, como la soprano de mi ópera prima, en tu espléndido debut, imprimiste el colorido emocional en el que se exacerban todos los sentidos, las sensaciones intensas, casi exageradas, propias del humor de las telenovelas. Acumulé muchas enseñanzas gracias a ti, Ahmar: Observar la luna y sus mareas, dejar fluir y sentir cómo se liberaba mi cuerpo, escuchar mis emociones y el calor de mi piel, percibir mi voz de mujer, dejarme habitar por tu fuerza y re-conocer tu más profundo significado en mi ser. Tener tacto y moderación, guardarte en secreto, como si nadie tuviera que saber de...