LA APARICIÓN

 Irma Barquet

 

Era un lugar desconocido, pero se respiraba un ambiente de familiaridad, por lo que hacía que me sintiera cómoda. Contaba con iluminación y ventilación suficientes. Los colores de las paredes y de los objetos que conformaban ese espacio eran armoniosos y sencillos.

De pronto, algo pasó… Percibí la aparición de un espectro luminoso que, aun en contra de mi voluntad, hizo que volteara bruscamente para seguir con la vista esa luz y tratar de descubrir lo que sucedía. Alteró un poco mi estado anímico, me puso en alerta, sin asustarme.

Alcancé a ver una figura femenina, ataviada con un vestido corto, blanco, parecido a una túnica, un accesorio ceñía su cintura. Llevaba los pies descalzos y un tipo de diadema adornada con una pluma negra que sujetaba un broche de pedrería brillante. Agradable en su conjunto. Su tez blanca y sus manos largas, acompañaban de forma natural, su mensaje.

“Espera, no te vayas” le decía en el mismo tono que ella utilizó, al tiempo que me dirigía una sonrisa que iluminaba su rostro, su mirada.

Solo fue un instante.

Emprendió su partida, de la misma manera en que llegó.

Sentí su mano que acariciaba mi mejilla con suavidad. Dulcemente me decía: “Tranquila, todo está bien… tranquila”.




Comentarios

  1. HAY MAGIA Y MÁS DE LO QUE VEMOS ALREDEDOR NUESTRO,SOLO QUE NO TODOS TENEMOS LA CAPACIDAD DE PERCIBIRLO. ¿SUEÑO O ENSOÑACIÓN? SALUDOS

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