PARA MI MAESTRO

 Irma Barquet

 

De una brillante inteligencia, siempre con la sabia palabra, me daba consejos, me guiaba. Su mirada profunda, era suficiente para la comunicación necesaria, como un código establecido, entendible. Sabía todo o, por lo menos, así me parecía. Su gesto adusto podía suavizarse con una sonrisa o con una franca carcajada. Su sola presencia imponía, era congruente con su nivel de exigencia. Su integridad iba acompañada de muchos valores más, los evidenciaba. Una de sus enseñanzas fue esa: predicar con el ejemplo. Las pláticas que sostuvimos tenían una gran dosis de sabiduría, de generosidad y de empatía, también sabía escuchar y podían parecerle divertidas algunas cosas, su expresión se tornaba amable, apacible. A la seriedad, una de sus características, le añadía aplomo. A sus conversaciones solía imprimirles un sello único en función de la riqueza de su vocabulario, sin embargo, su versatilidad le permitía intercalar algunas palabrotas, de esas que se encuentran en el lenguaje florido, muy mexicano. Claro que eso dependía mucho de su interlocutor. La inteligencia lógico matemática ha sido uno de sus principales atributos: la lectura, el análisis y la interpretación de información cuantitativa, era alguna de sus fortalezas intelectuales, seguramente la adquirió en su formación profesional, algo que me enseñó un poco también. Los documentos que redactaba eran gramaticalmente perfectos, pues cuidaba que expresaran exactamente lo que se requería, para evitar interpretaciones equivocadas. Soportaba algunas bromas y travesuras. Nunca reclamó la merma que presentaban las golosinas que guardaba celosamente en el cajón de su escritorio, no sé si se dio cuenta que me hacía muy feliz comérmelas a escondidas. ¡Lo robado sabe más sabroso! Fue la primera persona que percibió mi potencial y se afanó en que me percatara del mismo para que trabajara arduamente en mi crecimiento personal y profesional, así lo hice. ¡Gracias por la confianza! Eso ha marcado mi vida. Con el correr del tiempo seguimos en contacto, aunque hayan sido pocas las ocasiones en que hemos coincidido los últimos años. Las pláticas permanecen, como si nos hubiéramos visto ayer. Ahora estamos en otro momento, después de décadas de habernos conocido. La última vez que lo vi, fue hace muy pocos días, para festejar su cumpleaños. Doy gracias a Dios que continúe entre nosotros. Haberlo visto pleno, rodeado de sus hijos, de su gente, de sus amistades, como una prueba del cumplimiento de su misión en esta Tierra. Sonriente, satisfecho, gozoso, lleno de amor. Francisco ha sido mi mejor maestro, mi modelo a seguir. Esto es un pequeño obsequio de gratitud por todas las enseñanzas que me ha prodigado, por su existencia, por su cariño. La gran admiración que siempre he tenido por mi maestro, prevalece.

Francisco Alvarado Silva, gracias, gracias, gracias…




Comentarios

  1. Hola estimada Dra. Cómo siempre excelente lectura, considero que a muchos nos trae similares recuerdos de varios profesores y excelentes maestras también
    Gracias

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  2. YO TUVE LA SUERTE DE CONTAR CON ALGUNA MARAVILLOSA MAESTRA QUE CON EL TIEMPO SE CONVIRTIÓ EN UNA DE MIS MEJORES AMIGAS Y , AUNQUE A DISTANCIA , SEGUIMOS MANTENIÉNDONOS EN CONTACTO. ¿TE SUENA? SALUDOS

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