MU-DAR

Irma Barquet

El verbo mudar tiene muchas connotaciones, según el diccionario de la Real Academia Española: cambiar de piel o plumaje, la masculinización de la voz en los varones adolescentes, se usa ropa diferente, pero ahora me refiero concretamente a la que hace alusión al cambio de una casa a otra. Este traslado tiene algunas implicaciones más o menos importantes, según el cristal con que se vean, desde el punto de vista de las cosas materiales: quitar, desechar, guardar, conservar… O desde la perspectiva intangible que trastoca un poco la parte emocional de dejar un lugar y establecerse en otro.

Empacar las pertenencias, los objetos, los muebles, con la idea de practicidad, hace necesario viajar ligero de equipaje para que sea mucho mejor y es cuando, con la intención del desapego, se recurre a las dádivas con la seguridad de que algunas cosas pueden ser útiles a otras personas, aunque se decida tirarlas a la basura, por lo que es conveniente mu-dar.

Cualquier decisión que se tome al respecto, se debe hacer casi a ciegas, pues “ojos que no ven…”, por aquello de la querencia que se genera con el montón de chunches acumuladas en tantos años: “esto me lo regaló en un cumpleaños…”, “ya ni me acordaba que tenía esta cosa”, “lo traje de un viaje que hice a…”, “venía incluido en la compra de…”

Deshacerse del afecto hacia las cositas materiales, asociadas a recuerdos de personas, lugares, momentos, es un trabajo que debería hacerse más frecuente, más sencillo, sin tantos sobresaltos, ya que produce una sensación de libertad, de bienestar y de continuar por la vida sin cargas excesivas e inútiles. ¿A quién no le atrae sentirse más libre, estar mejor y evitar llevar a cuestas todo lo que pesa? ¿A quién no le gusta dejar de depender de lo material para ser más auténtico?

Apegarse, sobreestimar cualidades de los objetos impide estar en paz, es una forma de esclavitud ante las cosas por proporcionarles un valor mayor al que en realidad tienen. Es sacudirse el pasado y darle cabida al presente, como un regalo divino.

Así, cambiar de casa es pugnar por una mejor calidad de vida, apropiarse de un espacio que prodiga bienestar, tranquilidad, silencio, lo que en un muy corto plazo se refleja en salud física y mental, en armonía y en una nueva dinámica que permite satisfacción y ganas de estar en ese lugar. Entonces, mu-dar es conectar con lo que se tiene, con lo que se quiere, con lo que se siente, con lo que se expresa, en lo personal y con el otro, lo que se es capaz de dar para que haya equilibrio, concordia, paz.

Mu-dar, es hacer posible que una casa se convierta en el refugio ideal para vivir plenamente, propiciar y ser parte de un ambiente agradable, sano, amoroso, en donde las cosas materiales contribuyen a dar satisfacción, comodidad, placer, como si todos los días fueran la cita de amor más importante.

Es como una fiesta de “traje” en la que solo hay confort, diversión, estar de la mejor manera. Mu-dar es renovarse, es compartir el recinto en el ambiente más grato, a cualquier hora del día y de la noche, en todas las actividades diarias, es disfrutar lo que se tiene. Es como añadir el sonido del silbato del tren y el chirrido de los rieles, que evocan momentos pasados, de añoranza, inmerso en un ambiente saludable, encantador.

La nueva morada, aunque no es morada sino azul, ha significado la mejor parte de mu-dar, crear el hogar, llegar con entusiasmo a acomodar, colocar las cosas en el mejor sitio para que se vea y se sienta atractivo, incitante, apacible, travieso, sereno, claro…

Bien valen las noches tranquilas en las que se concibe un sueño reparador, al mismo tiempo que se realizan los anhelos de bienestar, de crear un clima ameno, apapachador, profundo como el color azul del infinito, que estimula, pero también relaja. 



Comentarios

  1. Hola Irma, un gusto leerte, te vas a mudar o ya lo hiciste? Un abrazo

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  2. NADA MAS DE PENSAR EN EL MONTÓN DE COCHINADAS QUE HE ACUMULADO EN ESTA CASA ,DONDE LLEVO MAS DE 50 AÑOS VIVIENDO, ME DA PÁNICO. ESO Y LA APRENSIÓN DE CAMBIAR DE RUMBO,CIUDAD,HASTA DE AMISTADES. NO ME IMAGINO FUERA DE MI ÁMBITO ACTUAL.SOY ANIMAL DE COSTUMBRES,NO CABE DUDA. SALUDOS IRMA.

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