EL SENTIDO DE ENSEÑAR
Elaborado por: Irma
A. Barquet Rodríguez
Hace tiempo, ni siquiera
estaba en el momento de elegir cuál sería la profesión que definiría mi rumbo
vocacional, estaba cierta en que de ninguna manera pretendería ser maestra.
¡No! Me parecía como algo que me “haría pagar” tantas cosas que les hice a mis
maestros, como bromas, imitaciones, burlas… De ninguna manera me prestaría a
ser un objeto de escarnio de otras personas.
La vida da mucha vueltas. La
cuestión vocacional se me dio en cuanto tuve la oportunidad de trabajar con
grupos en procesos de aprendizaje… ¡Nunca imaginé tal situación! Recuerdo que
estaba estudiando la licenciatura y tuve un trabajo que hacer en donde me
desempeñaba: diseñar, impartir y evaluar un curso de capacitación.
Fue una sensación
terriblemente preocupante. Pensar que estaría en varias sesiones con un grupo
de compañeros de trabajo a quienes le iba a enseñar algo. Bajé de peso, como siete
kilogramos en la semana previa al inicio del curso. ¡Me aterrorizaba, no sabía
qué iba a pasar, cómo sería la experiencia! Sin embargo, gracias a que eran
personas que me conocían, tuve el apoyo, sobre todo de uno de ellos (q.e.p.d)
que comprendió la situación en la que me encontraba. Me ayudó mucho.
El primer contacto con ese
grupo, fue impactante: la voz me temblaba, me sudaban las manos, quería que la
tierra me tragara… Este proceso tuvo un final feliz, afortunadamente, respiré
tranquila y fue la pauta para que mi vida profesional la consagrara a tan
hermosa labor: enseñar.
Así he pasado un montón de
años de mi vida, en las aulas organizacionales y académicas, en procesos de
compartir conocimientos. Lo que me ha exigido continuar con mi propia
preparación.
Por mucho tiempo, he tenido
la oportunidad de trabajar directamente con grupos de licenciatura y posgrado, de
compartir con los estudiantes momentos inolvidables para mí. El hecho de saber
que contribuyo directamente en su formación como profesionales y como personas,
me hace cada vez más responsable y comprometida.
Es una bendición para mí
toparme con diferentes personas que tienen rasgos característicos diversos. Eso
me ha dado la ventaja de conocerlos, de tratarlos y de aplicar muchas cosas en
mi propia vida. Me ha llevado a desarrollar habilidades empáticas que no tenía
idea que poseía. Comprender a los jóvenes en las fases por las que están
transitando desde su experiencia, detectar una serie de estados de ánimo y de
actitudes que han condicionado, en ocasiones, los procesos de aprendizaje.
Escudriñar en sus
pensamientos y ayudarles a expresar su opinión con relación a las temáticas
estudiadas en aulas y fuera de ellas. Tocar corazones y cerebros en función de
lo que en un futuro próximo será en su ejercicio profesional, como personas que
tendrán a su cargo la educación y la formación de otros, como padres y madres
de familia o como personas a cargo de equipos de trabajo, en verdad, es una labor
indescriptible pues también me alimenta interiormente.
El trabajo con grupos de
personas que se forman como profesionales en determinadas áreas del
conocimiento, me ha sensibilizado al grado de tener la capacidad de percibir
las diferentes actitudes que tienen con respecto a lo que se pretende estudiar,
además de las manifestaciones características de cada quien.
El estudio y la aplicación
de los contenidos de los temas relativos a las nuevas neurociencias, como son
la inteligencia emocional, la programación neurolingüística, el funcionamiento
cerebral en el aprendizaje… tanto en mi persona como en mi práctica docente, me
han permitido detectar en mis estudiantes muchas emociones y sentimientos que
viven en los tiempos que pasan en aulas.
El contacto con jóvenes
adultos, también me ha abierto posibilidades de ser más comprensiva, más
abierta acerca de los fenómenos que se viven, propios de esta época. Me exige
ponerme al corriente de muchos asuntos como la utilización de las tecnologías
de la información y la comunicación; las motivaciones que tienen; las
preferencias sexuales que manifiestan; la vestimenta que acostumbran de acuerdo
a la moda; los equipos electrónicos de vanguardia, el lenguaje verbal, no
verbal y escrito que utilizan… en fin. Eso me posibilita entablar una mejor
comunicación con ellos.
Darme cuenta de que mis
estudiantes pueden llegar al aula con sueño, con hambre, enfermos, tristes,
alegres, preocupados… que a veces evitan la fatiga y son partidarios de la ley
del menor esfuerzo, de que al final de período escolar son capaces de hacer lo
que sea con tal de obtener la nota aprobatoria… de la creatividad que poseen
para argumentar su incumplimiento y su disgusto por las materias… de que les
caigo mal porque no les gusta la asignatura que imparto y por mi nivel de
exigencia… me posibilita improvisar algunas estrategias para hacerlos sentir
más cómodos.
Algunos de mis estudiantes
han tenido confianza conmigo al grado de contarme sus cuitas, tanto personales
como emocionales. A esto, presto mucha atención y oreja, a veces no cuentan con
alguien que pueda solamente escucharlos, en ocasiones es lo único que necesitan.
Si me piden mi opinión, se las otorgo, pero también los cuestiono, con una
intención de llevarlos a la reflexión.
Están involucrados en relaciones
amorosas, amistosas, con una gama enorme de cuates que a veces no son tan
positivos. Se dejan llevar por el bombardeo de la información actual y consideran
que lo que dictan los medios de comunicación, es lo mejor, es lo de hoy, es lo
que se debe hacer.
Su situación familiar les
condiciona totalmente en sus actividades y actitudes. Actualmente hay esquemas
familiares muy distintos al tradicional, “la familia es la base de la sociedad”,
rezaba la definición. Ahora, están presentes los matrimonios entre personas del
mismo sexo, familias monoparentales, divorciados, parejas heterosexuales en
unión libre. Estas circunstancias afectan directamente a los estudiantes en
muchas dimensiones de su vida, por lo que es importante ponerme al corriente
con estas nuevas tendencias, lo que me hace más tolerante y benevolente con
ellos. Trato de que mi actitud sea como una caricia ante las vivencias que
pueden tener en casa.
He crecido enormemente como
persona, como maestra, con relación a los conocimientos y la práctica docente
en sí misma. He aprendido nuevas formas metodológicas de enseñanza, me he
atrevido a ponerlas en práctica y he visto con alegría la respuesta positiva de
mis estudiantes ante las nuevas perspectivas académicas, de las diversas formas
creativas que pueden aplicarse en las aulas. ¡Ha sido una experiencia de vida enorme,
espléndida, magnífica!
Si realmente son pocas las
oportunidades de hacer elecciones, considero que ha sido la mejor que he tenido
en mi vida: estar a cargo de la formación de los jóvenes adultos en las aulas
universitarias y organizacionales, aunque sea a ratos. He contribuido a
formarlos como personas, como profesionales. Mi labor en esencia, es
conducirlos al éxito académico, lo que ayuda a mantener vivo el interés por
convertirse en profesionales.
Amo la labor que desempeño
en las aulas… así también a mis estudiantes que, por muchos años, he tenido la
oportunidad de atender. Gracias a todos ellos porque su presencia me ha hecho
crecer como persona… por ayudarme a conocer y forjarme el sentido de enseñar.
Hola Irma que bueno saber que te sientes contenta con haber escogido una profesión tan sacrificada como lo es enseñar a jóvenes y a adultos. Te felicito por tu forma de reconocer como llegas a ese compromiso y logras dejar esa impresión de tu satisfacción de no haberte equivocado por el orgullo que te da ser parte de la vida profesional de tus estudiantes. Reitero mi gusto de leerte por la forma que abordas los temas, que haces sentir como si estuvieras relatando la vida de muchos que como tú escogieron ese camino.
ResponderBorrarGracias, Bessie, es verdad que me siento orgullosa de haber elegido esta profesión, porque he podido constatar que la mejor manera de aprender, es enseñar. Abrazos.
BorrarEn este artículo sólo me resta decir que eres una de las mejores docentes que he conocido, a pesar de que nunca fui parte de tu plantilla estudiantil. Eres una facilitadora que realmente te conduce a realizar un trabajo con excelencia, muy lejos de la figura de "maestro barco" por la cual muchos optan y perjudican a su alumnado en lugar de beneficiarlos como ellos creen.
ResponderBorrarEs plausible que estés feliz por la elección que tomaste así que sigue por ese camino en el cual te desempeñas de maravilla.
La docencia para mí ha sido la mejor oportunidad de experimentar lo que Daniel Goleman, en el tema de la inteligencia emocional, llama "estado de flujo", que es cuando las personas apasionadas por su actividad, logran una motivación de tal magnitud que son extremadamente productivas. Denota dominio de áreas del conocimiento, de acción, que las conduce (a las personas) al perfeccionamiento constante... eso me sucede. Imagina el disfrute...
BorrarGracias por tu comentario. Saludos.
Buen día Irma, gracias por compartir tu saber, hace algún tiempo leí algo que habías escrito sobre habilidades del pensamiento, pero ahora mismo no lo encuentro en la red, quisiera saber si me lo podrías facilitar. Agradecería mucho tu ayuda.
ResponderBorrarGracias, Yulieth Romero, por dedicar algo de tu tiempo en leer mis aportaciones. Voy a buscar lo que tengo publicado en una revista arbitrada, no sé si esté disponible en internet o en formato digital... estaré en contacto contigo para que te haga llegar el dato. Dime más acerca de tu interés sobre el tema... Saludos.
BorrarBuena tarde, te cuento que junto con mi compañera de maestría, estamos trabajando en un proyecto de investigación sobre habilidades de pensamiento científico y leímos una publicación tuya donde mencionabas la importancia de desarrollar las habilidades de pensamiento, ya que hace a las personas más eficaces y aptas para la resolución de problemas de cualquier tipo. Y hemos elegido lo dicho por ti como un referente muy importante, sin embargo queríamos volver a revisar el artículo que publicaste en la revista del centro de investigación Mimixecua, pero al rastrear la información no lo encontramos en la red. Agradeceríamos si lo tienes no lo pudieras enviar al correo yuliethrori@unisabana.edu.co Gracias!
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