SEPTIEMBRE EN MI TIERRA ADOPTIVA
Irma Barquet
En
México, septiembre es el mes patrio. El día 15, se conmemora el inicio de la
guerra de independencia en 1810, históricamente, un evento de mucha
importancia. A las 11 de la noche, el presidente de la República Mexicana y los
principales mandatarios estatales y municipales, la evocan con una ceremonia en
la que se mencionan los nombres de los héroes que nos dieron Patria, se ondea
la bandera, se tocan las campanas y se da el grito de independencia. Tiene un
sublime significado de la unión y la libertad de todo el pueblo mexicano.
Al
día siguiente, se lleva a cabo un vistoso desfile militar en el zócalo de las
ciudades, en el que portan uniformes de gala los integrantes de las fuerzas
armadas mexicanas. Refrendan su respeto a su jefe supremo, lealtad y apoyo a
todo el pueblo.
Se
trata de fechas muy importantes que nos reavivan la mexicanidad en todo su
esplendor, los eventos mencionados, se llevan a cabo en todo el país, de
acuerdo con un ¿protocolo? aunque con el correr de los años, las diferentes
personas que han ocupado la silla presidencial, han impuesto su propio estilo.
La
ciudadanía celebra con un agasajo compuesto de una gran diversidad de platillos
típicos de México, diferentes en cada región, en los que se resaltan los
sabores fuertes, picantes, intensos; los colores vivos, contrastantes,
atractivos, llamativos; los aromas penetrantes, incitantes, capaces de sorprender
a los más caprichosos paladares de paisanos y extranjeros.
Las
bebidas no pueden faltar: aguas frescas de frutas, cuyas tonalidades aluden a
nuestro lábaro patrio; también las espirituosas elaboradas con materia prima
netamente mexicana, el aromático café, que “no canta mal las rancheras” y un
sinfín de elíxires que deleitan y estimulan los sentidos de quienes integran
las fiestas.
Las
reuniones de amistades y familiares se amenizan con mariachi, normalmente, que
exalta el furor de todos los mexicanos, entonan las canciones, emiten gritos y dejan
salir los bulliciosos chiflidos que le imprimen ese toque nacional a nuestra
música.
En
mi tierra adoptiva, Morelia, la capital del estado de Michoacán, además de las
fiestas mencionadas, existe una fecha que reviste una mayor importancia que
éstas: el 30 de septiembre. Se recuerda al Generalísimo José María Morelos y
Pavón que nació en esta ciudad y por él recibe su nombre.
Es
un día feriado, nadie trabaja ni va a la escuela, aunque es solo de la capital
michoacana, ahora el estado completo se lo toma como tal.
Con
un desfile militar se celebra el natalicio de Morelos, en el que participan
“los cuerudos”, porque portan el traje de tierra caliente, confeccionado con
piel de venado que le llaman “cuera” que sirve para protegerse contra las
diferentes especies vegetales que existen en lugares agrestes de aquella zona.
Estos personajes caracterizan a los militares que acompañaron a Morelos en la
guerra de independencia.
También
se conmemora a este prócer, con la tradicional corrida en la plaza Monumental
de Morelia, recinto de primera categoría que recibe al arte taurino, construida
en cantera rosa, guarda el estilo colonial que prevalece en sus edificios y
monumentos. Este año cumplió su 70 aniversario y se vestirá de luces. Se espera
una tarde de toros con un excelente cartel, envuelta de grandes emociones para
continuar con la hermosa costumbre.
La
fiesta brava en Morelia, es la expresión de una cultura que nos dejó el pueblo
español como magnífica herencia, está vinculada con acontecimientos sociales y
con una festividad de su propia identidad que sirve de marco para manifestar
los valores, la belleza, el valor, el arte, el respeto…
Ésta,
mi tierra adoptiva, ha sido cuna de ilustres héroes nacionales, pero también de
excelentes toreros.
Sigamos
con las tradiciones, pues “a la tierra que fueres… haz lo que vieres”.
Hola Irmita, excelente narración de la celebración del inicio de La independencia y las tradiciones del mes patrio.
ResponderBorrarMe encantan tus narrativas, las espero siempre con mucha ansia.
ResponderBorrarMuy buena redacción y, lo importante es que nuestras tradiciones continuen siendo el pilar de nuestra existencia.
ResponderBorrarSeguiré tu consejo en mi tierra adoptiva (Pachuca), desde hace ya 23 años
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