UNA TESIS

Irma Barquet

 

Recientemente me proporcionaron el enlace de una tesis de grado de maestría en el ámbito cultural, correspondiente a una universidad de un país latinoamericano, escrita por una mujer, en el año 2017.

Su contenido llamó poderosamente mi atención por tres razones: la primera por la recomendación, en la que se encierra la segunda, su contenido y la tercera, la estructura metodológica aplicada.

En cuanto a esas razones, el contenido versa sobre la experiencia de violación de la autora y la metodología de la investigación utilizada es la autoetnografía. Esto es, quien presenta el trabajo, convierte en tesis su propia historia.

El principal material de investigación fue su registro anecdótico que contextualiza la experiencia de la violación, la denuncia y todos los acontecimientos que de ésta se desprenden. Vive y cuenta los sucesos como mujer extranjera en ese país latinoamericano. 

Este trabajo es una crítica a las instancias a las que acudió para llevar a cabo la delación del evento vivido. La redacción del documento, como su autora lo indica al principio del mismo, es como si se lo estuviera platicando a una amiga cercana, lo que le da un toque diferente, muy personal.

Se percibe, en esa narración, el dolor, la impotencia y el coraje ante la indiferencia, la prepotencia y la indolencia con la que fue tratada por las personas que fungen como funcionarias públicas de las diversas instancias.

Denota un viacrucis por el que tuvo que pasar, entre revisiones médicas, argumentos de denuncia, actitudes de las personas involucradas. La vergüenza, la pena, el coraje, de ser la mujer violada que, ante los hechos, provoca dudas, le adjudican culpabilidad, además de las etiquetas que la hacen víctima nuevamente.

Señala, explica, alude y, en ocasiones, define diferentes términos: “violación”, “víctima”, “victimario”, “violencia sexual”, “violadores”, “abuso”, “acceso carnal”, por mencionar algunos, y que en sí mismos, son agresivos y desgarradores, de acuerdo con las diferentes leyes vigentes del país donde sucedieron los hechos.

La actitud de los funcionarios, la aplicación e interpretación de las leyes, parecen hechas para sembrar las dudas en la persona violada, no así en el victimario. La mujer violada, en este caso, fue quien no ejerció la suficiente resistencia y permitió el abuso, por lo que, en la mente de los ejecutores de la ley, “si se dejó, le gustó”.

En estas diligencias, se enfatiza la “presunta violación”, en tanto no exista una sentencia firme de los acontecimientos. “Lo único que no se presume es la inocencia de la violada”, utilizando las mismas palabras de la autora de la tesis en cuestión.

El documento hace énfasis en las personas más vulnerables a los abusos sexuales, como niños, niñas, adolescentes, mujeres y pertenecientes a la comunidad LGBTI, como “sujetxs simbólica y materialmente feminizadxs y subalternizadxs”, así como las personas que han sufrido violencia dentro de sus hogares de origen y/o familias, tienden a reproducirla en sus propios hogares, escuela, trabajo o cualquier ámbito en donde se involucren. Normalmente las agresiones son cometidas por esposos, amigos, parientes, compañeros, novios de las mujeres, en el ambiente público como en el privado.

Manifiesta tremendamente las miradas, intenciones o actos libidinosos que despiertan las mujeres caminando por las calles, en aquellas personas que pudieran tener algún desorden mental, lo que no es privativo solo de los barrios populares de la ciudad en la que sucedió esta violación. Tampoco se refiere sólo a las mujeres que poseen cuerpos espectaculares, se exponen todas, sin importar el atuendo que portan. Les quedan pocas opciones para salir de la vista de los acosadores, una de éstas es correr.

Asimismo, las instituciones (hospitalarias y judiciales), los procedimientos y experiencias por las que tuvo que pasar como parte de denuncia expuesta, son motivo de alusión debido al tratamiento que le proporcionaron como víctima de violación: trato, filas, procesos, indicaciones, turnos, citas, concurrencia, burocracia, horarios, atención (o falta de ésta), conversaciones, gestos, actitudes, inconvenientes, trabas, contratiempos, trámites, negativas, solicitudes, rechazos, incertidumbre, formatos, mutismo, números, estadísticas, caducidad, auscultaciones, esperas, audiencias, fiscalía, defensa, cancelaciones, reprogramaciones…

También aduce sobre los eufemismos utilizados por las personas que la atendieron en dichas instituciones para evitar articular las palabras “violación” o “violada”: “tu problema, tu caso, lo que te pasó, lo que dice ahí”.

Pasaron dos años de la violación y el sistema judicial no ha procedido, sólo pospone las audiencias.

“La violación no se reduce al momento de la penetración que denunciaste, es mucho más que eso. Cada vez que recibes una negativa, cada viaje perdido, cada pastilla recibida, cada consulta y cada audiencia, todo ello es parte de la violación también”, lo que la convierte en un proceso más profundo y, aparentemente, interminable.

Esta tesis de grado de maestría, es el doloroso clamor de una joven mujer que fue violada no solo por un individuo, también por todas las instancias gubernamentales por las que tuvo que contar su historia reiteradamente para canalizarla y brindarle el “tratamiento adecuado” que prodigan los protocolos médicos y judiciales, sin lograr, a lo largo de dos años, un veredicto favorable.

Alza la voz, con este documento que, además de ser una oportunidad académica para ella, es una muestra de valentía y de arrojo contra todas las vicisitudes que, ni entre líneas, se vislumbran en los protocolos oficiales.

Esta tesis aplica la metodología de la investigación mencionada y expone la experiencia de su autora, bajo el sustento de la consulta documental de normativas del país en el que se suscitó la violación, así como de la fundamentación teórica pertinente del caso.

Es un documento valioso. Su autora es, sin duda, una mujer cuya entereza le permitió hacer las denuncias. Es un ejemplo de lo que sucede actualmente a muchas mujeres.

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