LA CASUARINA

Irma Barquet

 

Hace apenas poco tiempo, tuve la oportunidad de conocer la mansión de Gianni Versace, conocida como la Casa Casuarina, ubicada en una de las ciudades más cosmopolitas de este globo terráqueo.

Está en la famosa avenida Ocean Drive, en Miami. Esta vía es hermosa y enorme, donde se localizan infinidad de lugares para socializar, como cafés, restaurantes de diversas especialidades… la gente de todo el mundo se congrega en esos sitios para departir y degustar bebidas y platillos exóticos, llenos de colores, sabores y aromas capaces de estimular cualquier sensación.

La Mansión Versace tiene una historia muy peculiar, construida en 1930 por Alden Freeman, quien heredó una gran fortuna de su padre, que le permitió darse el lujo de poseer la Casuarina, cuyo estilo es inspirado en un castillo en Santo Domingo, República Dominicana. En esa residencia asesinaron al diseñador Versace, en 1997, en la escalera. Actualmente funciona como un hotel de súper lujo.

Mi visita a aquella ciudad estadounidense, se debió a la participación de un congreso dirigido a las instituciones educativas, en el que se proporcionaron opciones diversas de expansión, en territorios de varios países y por medios económicos de diferentes fuentes. Así que, principalmente, fui a chambear.

Mi participación en el congreso me exigía toda la jornada, hasta casi el atardecer, por lo que disponía de varias horas para merodear por las calles de aquella ciudad que, en sí misma, tiene un encanto muy singular: Se encuentran personas de muchos países y se escuchan muchos idiomas, en cuyos atuendos impera el último grito de la moda específico para el clima cálido y la brisa fresca de aquel lugar. El círculo cromático de los diferentes tonos de piel, es perfectamente perceptible.

Dirigí mis pasos hacia Ocean Drive. Además de estar famélica, mis intenciones eran elegir un buen lugar para tomar alimentos con la bebida más refrescante, pero a la vez, diferente… pa’probar. Elegí un restaurante en el que su menú, proporcionaba las más amplias variedades de frutti di mare (para estar a tono con Versace…). Tremendo platón que contenía una extensa diversidad, que, a la vista, era imposible decidir por cuál empezar. Así que lo que me quedó más a la mano, fue lo primero que degusté, hasta verle fin a tan delicioso manjar.

De ninguna manera era opción ir al hotel a guardarme pues la cena ameritaba una prolongada caminata. Recuerdo que el sutil viento tocaba la piel de mi rostro, imposible de olvidar la sensación, acompasado por el sonido de las palmeras. Escuchar las risas y pláticas de otras personas en cualquier idioma, era un grandioso espectáculo.

En el 1116, me topé con la Casuarina, adquirida por Versace en 1992, quien también compró el hotel adyacente, que sirvió para construir un hermoso jardín y una alberca de ensueño. También en esa parte de la casa estaba la biblioteca.

La entrada, custodiada por una linda hostess, al mismo tiempo invitaba a pasar al bar Onyx para tomar un aperitivo en lo que se gestionaba la entrada al restaurante Gianni’s, que, al primer intento, fue imposible. Era necesario hacer la reservación con suficiente anticipación, así que disfruté una bebida.

La siguiente noche ya me encontraba muy apersonada en el restaurante Gianni’s, con un excelente servicio. El glamour en su máxima expresión. El platillo que saboreé, compuesto principalmente por una generosa lonja de salmón acompañada con vegetales y sus respectivos aliños. La luz del lugar era muy tenue y al fondo se aprecia la enorme piscina construida con un millón de azulejos, lujosa e imponente, con luces de color azul, en la que se expone, altiva, la medusa. La recuerdo y se me eriza la piel.

El tour obligado fue el lobby del fastuoso hotel.

Después de admirar tal belleza, de degustar las delicias, de gozar el clima y el delicado viento de la ciudad, me sentí satisfecha por haberme dado este pequeño gusto.

Quiero regresar a Miami. Deseo volver a la Casuarina.

 

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Comentarios

  1. Hola Irrita, que bonitas narraciones y tan bien detalladas, parece que uno esta contigo participando de tan excente paseo, felicidades

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