CUANDO REPIQUETEAN LAS CAMPANAS
Irma Barquet
Hace poco tiempo, acudí a la Catedral Metropolitana en la ahora
Ciudad de México (CDMX, por sus siglas en español), para conocer el campanario,
ya que se llevan a cabo visitas guiadas. La verdad, no se me había ocurrido que
pudiera caminar por la azotea de la Catedral, lo que llamó poderosamente mi
atención.
Fue un sábado como a las 12:00 del día. Corrí con la suerte de que
en cuanto fui a preguntar por las visitas, estaba una por iniciar y me pareció
la mejor oportunidad.
Una vez que se reunió un pequeño grupo de turistas, una persona nos
llevó, por una escalera, de 68 escalones de madera, muy angosta y empinada, a
la parte superior del recinto religioso. Ascender por esa escalera es como dar
una vuelta por el túnel del tiempo, porque ahí empieza la aventura.
Entonces, dio inicio el recorrido: nos mostraron las 39 campanas al
tiempo que nos narraban la historia de cada una de ellas: su nombre, quién la
donó o cómo fue adquirida, qué tipo de sonido emite, cómo se hacen sonar… para
eso, fue necesario caminar por encima de ese edificio colonial tan hermoso, transitar
de una torre a otra, en las cúpulas, techos y bóvedas… es un ícono de la
Ciudad,
Resulta que también es un excelente mirador en el que se aprecia el
zócalo capitalino con su majestuosidad.
Conocer el campanario, me dio la oportunidad de darme cuenta que en
conjunto, con sus diferentes sonidos,
emitidos por sus tamaños y los materiales en los que fueron forjadas, son un
concierto cuando repiquetean las campanas, con sus diferentes voces, que no
solamente llaman a misa, sino que nos remiten a la historia tan importante que
tiene nuestro país.
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