LA NOVEDAD: EL AULA INVERTIDA

Irma Barquet

La presencia de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), en las aulas, ha traído como resultado su utilización en favor de los procesos de aprendizaje y enseñanza, en los que el docente toma un rol mucho más eficiente, el de facilitador, quien se preocupa por el cumplimiento de los objetivos tanto académicos como comportamentales de los grupos de estudiantes que atienden.

La utilización de TIC por parte de los facilitadores, se ha incrementado y perfeccionado. Parece que se trata de una cuestión generacional, ya que los estudiantes demuestran mayor habilidad en el manejo de dispositivos electrónicos y de las diversas aplicaciones disponibles.

En ocasiones, el uso de TIC en el ambiente áulico, no necesariamente responde a las necesidades que presentan los estudiantes en los procesos educativos, ni son los adecuados para las diferencias individuales de los integrantes de los grupos, lo que implica que los facilitadores tomen consciencia de que son solamente medios y no fines en sí mismos.

Pero ¿qué es el aula invertida? Se trata principalmente de llevar los procesos pedagógicos fuera del salón de clases, esto es, ofrecer las explicaciones y exposiciones de los diferentes contenidos académicos, por medio de las herramientas tecnológicas: videos, podcast o internet. Así, el tiempo de aula se dedica a realizar actividades que verdaderamente son importantes en la construcción del conocimiento.

El término flipped classroom (aula invertida), fue acuñado por Bergmann y Sams, quienes se dieron a la tarea de video grabar sus clases y entregarlas a los alumnos que, por alguna razón, se ausentaban. Se percataron de que por ese medio tenían mucho más tiempo y de mejor calidad, para proporcionar la atención educativa a sus grupos de estudiantes.

Las implicaciones de la clase invertida, tienen que ver con una combinación de la enseñanza presencial, preferentemente de modalidad constructivista, que abarque todas las fases del proceso de aprendizaje. Desde esta perspectiva, se favorece la construcción del conocimiento en cada uno de los integrantes de los grupos de estudiantes. Se fomenta la curiosidad que los lleva a desarrollar habilidades investigativas, al aprendizaje colaborativo que promueve el trabajo en equipo, en el que se manifiestan las características individuales en los esfuerzos sinérgicos.

Ante esta metodología, si bien el docente funge como facilitador, el estudiante debe adquirir un rol activo y responsable de su propio aprendizaje, deberá ser consciente de sus necesidades, tales como: pensamiento, ideas, dudas, opiniones, lo que lo convierte en el protagonista del proceso. Esta práctica, promueve el desarrollo de las habilidades del pensamiento que permitan alcanzar procesos superiores, que son estructuras procedimentales complejas de alto nivel de abstracción como son los procesos directivos (planificación, evaluación, supervisión y retroalimentación), los ejecutivos, los de adquisición de conocimiento y de discernimiento.

Esta nueva metodología, exige que el facilitador: domine el manejo de las TIC, diseñe diferentes actividades y materiales que sean factibles de aplicar fuera del salón de clases, reflexione ante las diferencias individuales de los estudiantes que conforman sus grupos, sin olvidar los canales de aprendizaje, capacidades, habilidades, competencias, características, intereses, conocimientos previos… Asegurarse de enseñarles a pensar y que aprendan a aprender.

Seguramente para los estudiantes, el aula invertida, signifique más interés por su aprendizaje, por la utilización de las TIC, por la investigación de temáticas relacionadas con su formación, por el acceso a los contenidos académicos en cualquier momento que lo necesiten y desde cualquier lugar, por despejar sus dudas ya sea con ayuda de su facilitador o con otros medios.

Adicionalmente al cumplimiento de los objetivos académicos, el estudiante que participe en el aula invertida, también será capaz de interactuar en procesos colaborativos de trabajo, de ser autogestivo, de respetar a su grupo y de considerarlo como parte complementaria en su formación, de aplicar los valores y asumirlos como un sistema de vida, entre otras habilidades.

El aula invertida es una nueva forma de llevar a cabo la práctica docente y de contribuir en la formación de personas, pero ¿los docentes serán capaces de convertirse en facilitadores y de trabajar de diferente manera en la planeación de clases fuera del aula y en la elaboración de materiales, así como en la atención más personalizada de sus estudiantes? ¿Los estudiantes serán capaces de hacerse responsables, verdaderamente, de su propio aprendizaje y de participar activamente? ¿Se atreverán a romper con los paradigmas del trabajo áulico? ¿Se arriesgarán a vivir la aventura en el aula invertida?