CUANDO LOS LIBROS SE VAN
Irma Barquet
Hojas y hojas plasmadas de
historias, de ciencias, de personajes, de lecciones, de idiomas… presentadas en
magníficos ejemplares, perfectamente encuadernadas, atractivas, ilustradas,
coloreadas, con el aroma inconfundible de tintas nuevas o no tanto, con
texturas que producen un singular placer al tacto, con letras y letras que
cuentan cosas que estimulan la imaginación y se emprenden viajes inolvidables.
Los libros, imprescindibles en
casi todos los hogares, forman parte del acervo indispensable de las mentes
humanas: “dime qué lees y te diré qué piensas” …
Objetos de diversos tamaños,
multicolores, que llenan estantes enteros, fieles compañeros de correrías y
aventuras inolvidables, que ayudan a comprender las realidades de cualquier época,
son fuentes de conocimientos y musas de inspiración en las deliciosas
conversaciones, ilustran y abren enormes panoramas que provocan cambios de
actitud importantes, en la vida de todos los lectores.
Libreros grandes o pequeños, como
si fueran cofres que guardan tesoros invaluables, son los lugares donde,
colocados los libros, pareciera que interactuaran entre sí, como si
intercambiaran impresiones al contarse lo que llevan dentro.
La llegada de nuevos ejemplares
exige hacerles un espacio. ¡Es insuficiente! ¿Qué hacer? La supuesta mejor
opción es turnarlos a otros lectores o a algunas bibliotecas, los que han
cumplido con su cometido con la intención de que continúen siendo útiles, es
cuando se debe tomar la decisión de decirles “adiós”, con una despedida que se
convierte casi en un ritual en el que “hay que aprender a soltar” a aquellos
que han sido significativos por alguna razón.
El tiempo que han permanecido
guardados, formados como soldados dispuestos a servir en cualquier momento, es
la principal pauta para determinar su marcha, su separación y buscarles el
destino deseable, en el que puedan continuar con su labor.
Actualmente hay algunos grupos
que, en su afán de fomentar la lectura, intercambian libros, los regalan, los
promueven, los comentan, forman clubes de lectores, presenciales o virtuales,
platican sus sensaciones, en fin, son intentos importantes para que pervivan y
continúen dando de qué hablar.
Esos libros que emprenden nuevos
rumbos, sin duda, han dejado grandes huellas, imborrables. Algunos de ellos son
del gusto específico de los lectores, o de sus necesidades, o de sus
curiosidades. Todos los libros tienen una utilidad importante para alguien.
Siempre habrá sitio para las
nuevas adquisiciones, la actitud positiva para obtener conocimientos o
lanzarse, sin cortapisas, a vivir e imaginar hazañas insólitas y novelescas,
pero también hay lugar disponible en las repisas, porque los libros pueden ser
eternos, sin embargo, también pueden ser dinámicos, pero es menester ayudarles
a moverse a otros lares a estimular corazones y cerebros, a llenar de
satisfacciones a las demás personas que les den la bienvenida.
Cuando los libros se van, abren paso a nuevos ejemplares dispuestos a provocar innumerables periplos.
Te recuerdo esta pieza:
http://irmabarquetcomparte.blogspot.com/2022/08/los-libros.html
NADA COMO VIAJAR EN TU PROPIA MENTE A SITUACIONES MAGNÍFICAS EN LUGARES MÁGICOS. CREAR PERSONALIDADES Y CARACTERISTICAS FÍSICAS A PERSONAJES CON LOS QUE TE IDENTIFICAS,ADMIRAS O DE PLANO RECHAZAS. LEER ES VIVIR EXTRACORPORALMENTE. SALUDOS
ResponderBorrarMe pasa que me gustaría leer nuevamente algunos libros, pero estoy segura que si alguien me pide prestado un libro con gusto lo haría, a sabiendas de que libro que preseas no tiene regreso. Saludos querida Irma
ResponderBorrarEstá demás corregir, pero quise decir prestas en lugar de preseas
ResponderBorrar