BALANCE 2020
Irma Barquet
Entusiasmo desmedido por el inicio de un año nuevo muy prometedor, esperanzador, de acuerdo con el vaticinio numerológico. Festejos de la llegada de los 365, que en sí mismos, guardan magníficos augurios; un año más de vida. El trabajo arduo representa la seguridad de desarrollo, en más de un sentido. Freire ahí está fuerte desde su inicio.
El trámite ante la instancia gubernamental que asegura
los derechos de una obra literaria, porque amerita que, a estas alturas, haga
una publicación después de una década de hacer pininos con las palabras como
medio de comunicación de ideas, conocimientos y muchas más inquietudes de mi
interés. La reunión anual con mis tres hermanas de vida, reconforta, consolida
cada vez más nuestros lazos de fraternidad, después de tanto tiempo. Mientras, Freire al pie del cañón, funcionando excelentemente.
Continúa el transcurso del año en su tercer mes. Como es
de esperarse, dejo la zalea como parte del compromiso laboral. Pandemia:
increíble acontecimiento que azota al mundo entero. Preguntas, dudas,
encierro, elucubraciones. El cambio
drástico a home office. Se exacerban las obligaciones y responsabilidades de la
coordinación y supervisión de un equipo de trabajo que debe dar resultados en
jornadas diarias interminables. Freire ha dado la mejor respuesta para
satisfacer las necesidades y continuar con las actividades ininterrumpidamente.
Encierro. Se fortalecen los lazos humanos a través de los
medios digitales y las reuniones virtuales empiezan a ponerse de moda. Las
juntas de trabajo con tintes torturadores se incrementan y el cansancio se
asoma por las ojeras y por la tensión de las vértebras cervicales. La tan
esperada llegada del descanso por los días santos, que, como preámbulo, se ejerce
un chantaje amenazador por parte del líder de la institución, quien condiciona
el reposo al cumplimiento de actividades, “manita de puerco", como si
fuera necesario. Freire con su mercadotecnia galopante, sigue en el redoble de
esfuerzos.
“Quédate en casa", pero dale duro al trabajo. El
internet se satura y presenta fallas y cortes porque el proveedor carece de lo
suficiente para proporcionar un servicio a la medida del cobro. El día de las
madres toca a la puerta de cada una, un incentivo disfrazado de un breve
arreglo floral que pretende llegar al corazón de las mujeres que tienen la
fortuna de la maternidad. ¡Qué
motivador! Así también, el calendario
marca el día del maestro, se festeja con un mensaje por video como
un atractivo aliciente, ¡qué privilegio! La supervisión se convierte en una
persecución digital con datos estadísticos de visitas a las diferentes
plataformas y a las reuniones virtuales, con la cámara web encendida. El contacto humano se siente lejano,
difícil. La convivencia en casa toma matices diversos, de todo un poco. Las
actividades colectivas se proyectan y exigen una creatividad extrema para
determinar caminos que llamen la atención. Las instituciones compiten en
organizar eventos, congresos,
conferencias, dictados por gente
connotada en los temas que importan. Se hacen trampas virtuales y se publican noticias
escandalosas. Freire sigue su rumbo perfectamente.
Tres meses de riesgos de COVID-19. La sustitución de los
salones de clases y de las oficinas por las
plataformas electrónicas… Ha cambiado la vida académica y laboral… Ha cambiado
la vida… El estrés aparece hasta en las pesadillas despiertas. Los ruidos
propios de una casa se escuchan por todos lados, “apaguen sus micrófonos”. El
escenario doméstico decora las salas de juntas, “desactiven sus cámaras”. El
sonido del WhatsApp taladra los oídos y perturba la potencial calma de los
hogares y… de las mentes, a causa de tener un jefe insomne, ¡qué maravilla! La
maravilla es contar con Freire.
Exactamente ha transcurrido la primera mitad del año y
las publicaciones de verdades encubiertas de chistes, corren por todas las
redes sociales, pletóricas de ingenio,
aunque hieran susceptibilidades, no importa, cumplen con el cometido de hacer
reír o, por lo menos, de esbozar una sonrisa. Parece que todo transita con
“normalidad" hasta que una noticia inesperada trastoca el ámbito laboral:
¡un guamazo! Momento de medir a colegas y
contactos, sin tener respuesta positiva. Un incendio provoca la unión fraternal,
aunque la persona directamente afectada, al parecer, no se da cuenta. Comienzo
con los trámites burocráticos de sobrevivencia.
Parecen eternos, pero al final hay buenos resultados. Freire ahora es lo
más importante: da frutos promisorios que estimulan y dan la sensación que todo
ha valido la pena y no se necesita de nadie para salir adelante.
Bienvenida la nueva oportunidad laboral, permite cruzar
la frontera con otro país, aunque sea por internet, pero mi desarrollo profesional continúa sin
que mi cerebro se anquilose. Las tesis doctorales son la moda, aunque ya
dirigía una. El número de contagios y muertes por el virus que pulula por el
mundo, sigue en aumento. El panorama aterroriza. ¡Freire no se raja!
Llegan las fiestas patrias con el grito de independencia
que sirve de fondo para acompañar un nuevo estatus de salud en la persona de mi
madre, lo que modifica la dinámica drásticamente. Ahora necesita más cuidados.
Los gastos no paran y los ingresos apenas se manifiestan. Mis horarios son distintos.
Ahora madrugo todos los días y Dios me ayuda. Tengo más tesistas. Freire,
además de estrenar recinto, inicia ciclo escolar con bastantes estudiantes de
nuevo ingreso, a pesar de las circunstancias.
Se exagera en las medidas sanitarias en casa: desinfecciones
y lavado de manos, como si fuera mi última voluntad. No permito visitas. Las compras, a veces de pánico,
proporcionan el motivo para estar en otro escenario que, al ver a otras
personas tan indolentes al riesgo de contagio, me provoca una sensación de
impotencia cuando sólo puedo “sacarles la vuelta”. Freire está en pleno
proyecto de crecimiento.
El día de muertos no sólo es una festividad, parece que
se ha tornado una experiencia en la actualidad porque las noticias de decesos
por COVID-19 aumentan en familiares de personas allegadas y así corren los
días hasta la conmemoración de la Revolución Mexicana, que se ve apagada por la
mercadotecnia del “buen fin" y la navideña, prematura, con todas las
posibilidades de hacer compras en línea y con cargo a cualquier tarjeta de
crédito. Ofertas tan atractivas que obnubilan la calculadora y el presupuesto
familiar. Freire organiza concurso de calaveritas.
La víspera de las fiestas decembrinas han volcado las
ciudades y con ellas, las nuevas cepas
virulentas que hacen tomar decisiones radicales dirigidas a los oídos más
sordos y a las mentes más obtusas. Las calles están transitadas como si fuera un diciembre común y silvestre.
Haber despedido a mi querido primo, saber que otros familiares han padecido por COVID-19,
me ha sacudido enormemente. Hemos cortado la primera flor del jardín de Freire.
Los eclipses, la conjunción galáctica entre Júpiter y Saturno, el inicio de la
era de Acuario, dan paso a nuevos impulsos energéticos y científicos, ligados
profusamente con el aire, el ambiente en un abrazo de hermandad entre toda la
humanidad, son, definitivamente, noticias excepcionales.
Tengo contacto con mis amigos y amigas que se han
convertido en la fraternidad más excepcional de la que siempre he gozado y que
ahora está presente, más fuerte que nunca: Sergio, Lamont, Rebequina, Tere,
Rosy, Luis, Don Ra, Giorgino, Georgina, Ale, Ernesto, Angie, AnaPink, Lola, Pedro,
Adriana, Haye, Miren, Antonio, Modesto, Pipis, Arnoldo, Memo, Vivi, Mosqueda, Rafa,
Chelis, Paco, Toñito, Palazón, Eugenio, temo cometer errores de omisión… Y una
gran lista de personas con quienes he tejido una red de contención, de esas que
están preparadas para dar el salto de la muerte… y estar a salvo.
A pocas horas de celebrar la Noche Buena y la Navidad y a
pocos días de cerrar el pandémico 2020, hacer un balance me ha permitido
capitalizar los aprendizajes y las vivencias del que yo consideré prometedores y
esperanzadores, sin siquiera haber reparado en la enorme fortuna que tengo con mi
madre, mi hermano, mis hermanas, mis familiares
y amistades… A la distancia… Estar viva y saludable. Por eso y por más estoy
agradecida. Gracias, gracias, gracias.
Un balance bastante interesante y que hace relucir todas las situaciones que han tenido lugar este año, pero que ayudan a forjar el carácter. Has sembrado mucho este año que termina y así mismo cosecharás el que viene.
ResponderBorrarQuerida amiga, la vida nos pone a prueba una vez más, sin embargo, el apoyo de la red de contención de familiares, amigos y sobretodo el amor propio, no nos deja darnos por vencidas,la vida sigue...y no me queda más que agradecerte tu valiosa amistad, eres una gran mujer, inteligente, fuerte, cariñosa y muy valiosa y querida por mí y mi pequeña familia, abrazos querida Irma y Bendiciones 🙏, éste año 2021, es nuestro y vamos con todo..
ResponderBorrarSin duda 2020 ha transcurrido como un año atípico, el panorama completamente surrealista, saludar a mi madre desde la ventana, tener que hacer viajes en plena pandemia con montón de restricciones, pruebas, cuestionarios , ciudades sin gente y mínima actividad, es sin duda algo que antes nos parecía imposible, dejo este año como una gran lección de vida de nuestra vulnerabilidad y por supuesto espero 2021 con la ilusión de que la amenaza y la incertidumbre por la salud desaparezca, de retomar nuestras actividades, de reunirnos y que hallamos aprendiendo a valorar cosas importantes, un abrazo querida amiga hermana
ResponderBorrarComo siempre Prima acertada, con tu diagnostico. ahora con esta forma de vivir, que hasta parece virtual, pero cuando no comunicamos espiritualmente con las personas que queremos, es simplemente la nueva realidad de vivir. Felicidades.
ResponderBorrargracias por tu amistas
ResponderBorrarGracias por compartir. Ha sido un año de desgaste físico y emocional, sobresaltos, pérdidas... pero no hay que perder el ánimo. Un abrazo
ResponderBorrarUn magnífico y emotivo resumen anual. Gracias por estar en mi vida y permitirme ser parte de la tuya. Te quiero Irmita.
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