¡AY!... LA TECNOLOGÍA
Irma Barquet
Todavía no es hora. Se da
cuenta porque la alarma no ha sonado. Sin embargo, lo primero que hace es tomar
su teléfono celular para consultar el reloj: Son las 4:12 a.m. Falta mucho tiempo para que se active el despertador… Se le espantó el sueño… Aprovecha para
revisar las notificaciones que aparecen en el Twitter y así se entera de lo que
sucedió mientras dormía: “Por si te lo perdiste…” y recorre la pantalla para
revisar, de cabo a rabo, las últimas noticias… Se percata de que tiene
más cosas qué ver en el Facebook: tiene dos solicitudes de amistad, sobre las
que se pregunta “¿Quiénes son estos monos?... Yo no los conozco…”, entonces las
elimina. Dejó pendientes de contestar dos mensajes que recibió por el “messenger”. Los lee y le provocan ligeras sonrisas… los deja para darles respuesta más
tarde. Decide volver a dormir. Es imposible. Enciende la pantalla inteligente.
Elige uno de los canales de películas, después de darle toda la vuelta con el
control remoto. El film es de su agrado. Se involucra en la trama, le
parece interesante. Se queda un rato viéndola cuando siente somnolencia otra
vez… se abandona y concibe el sueño… Han pasado como 10 minutos y el
despertador suena de una manera tan suave que integra el sonido en su descanso.
No se ha dado cuenta que es hora de levantarse… Se percata de que se trata de
la alarma y el corazón le da un vuelco… se incorpora y se dirige al baño, pero
antes, selecciona su música favorita de Spotify… Sale del baño… Fue
reconfortante la sensación del agua tibia sobre su cuerpo. El timbre del
celular se activa incesantemente: son mensajes por WhatsApp. Inician los memes
para saludar y dar los buenos días, provenientes de los grupos de amigos y ex
compañeros de la escuela. La mayoría de esos memes son optimistas y dan
virtualmente ánimos para iniciar las actividades del día. El arreglo minucioso
toma unos cuantos minutos más y sale de casa rumbo a su centro de trabajo… En
el camino, con ayuda del Waze determina una mejor ruta para evadir el tránsito
acostumbrado en ciertas vialidades, eso le permite ser puntual en sus labores…
Al llegar debe encender la computadora, lo que marca el banderazo de salida a
sus actividades: una lista de tasks, de e-mails marcan el rumbo de las
funciones. El chat para la comunicación interna y externa es indispensable… Es
hora de comer. Toma una foto de su comida y la dispone en Instagram con la
etiqueta #delifood. Es un rato breve, come de prisa y regresa a la oficina… Los
mensajes de voz a través del WhatsApp abrevian la organización del evento de
esta noche, con los cuates de la secu… Sigue la rutina de responder y enviar
e-mails, de atender chats… Está en su agenda elctrónica una reunión virtual por Skype… Hay
imponderables, no podrá ir con sus amigos. Recurre al mensaje de voz para
avisar sobre su imposibilidad de asistir… Se queda a trabajar más tiempo de lo
normal. A través de su App de Uber Eats encarga algo para comer… El Facebook le
ayuda a manifestar su sentimiento, elige el emoji de frustración. Sus contactos
lo apoyan: “me gusta”… Al final del día piensa que pudo haber sido más
productivo, concentrarse y lograr metas, pero ¡ya! termina… Apaga el equipo y emprende su viaje de regreso a
casa… Ahí, enciende su pantalla y elige su serie favorita en Netflix, para
continuar con la historia. El cansancio lo vence. Se queda dormido en el sillón…
Mañana le espera un nuevo día.
LA TECNOLOGÍA REALMENTE NOS FACILITA LA VIDA,LO QUE SOÑAMOS DE NIÑOS AHORA ES COTIDIANO Y NORMAL.CREO QUE PODEMOS GOZAR MAS LA VIDA SI ALCANZAMOS EL EQUILIBRIO ENTRE EL USO Y DESARROLLO TECNOLÓGICO CON NUESTRO DESARROLLO COMO SERES "HUMANOS" PENSANTES.QUE LA TECNOLOGÍA SIRVA PARA ACERCARNOS COMO PARTE DE UNA SOCIEDAD Y NO PARA AISLARNOS Y VOLVERNOS FRÍOS Y DISTANTES. SALUDOS MASTER.
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