EL PODER INFINITO DE LAS PALABRAS
Irma Barquet Las palabras que expresamos oralmente o por escrito, poseen una fuerza intrínseca capaz de perdurar en la mente y en el corazón de las personas que las dicen o las plasman y de las que las reciben. Indudablemente, su poder está definido por ciertos aderezos como son: el momento, el tono y volumen de voz, el lenguaje no verbal que las acompañan, el estado emocional, las circunstancias, el contexto, de quien vienen, a quien se dirigen… Son fragmentos que pueden declarar amor, desamor; aceptación, rechazo; sorpresa, indiferencia; agrado, desagrado; comodidad, molestia; encanto, desencanto; aprecio, menosprecio… Tienen la potencia de acariciar y de golpear; de alegrar y de entristecer; de animar y de herir; de aliviar y de incomodar; de elogiar y de insultar; de honrar y de agraviar; de tranquilizar y de alterar; de divertir y de aburrir; de explicar y de confundir… Las palabras suenan, se gritan, se recalcan, se susurran, se murmuran, se escriben, se leen, se resaltan...