Elaborado por: IRMA A. BARQUET RODRÍGUEZ Uno de mis actores favoritos del cine mexicano, es, sin duda, Tin Tán. He visto muchas de sus películas, en ocasiones hasta las he vuelto a ver y me parecen divertidísimas. Considero que los personajes que representó en su filmografía fueron geniales. Esas parodias que solía interpretar, eran, de alguna manera, el retrato vivo de los mexicanos de esa época y de sus circunstancias. Tenía la gracia de la improvisación y siempre oportuno en sus comentarios, fuera del diálogo marcado en el guión cinematográfico. Con la chispa del albur fino a veces, y no tanto en otras ocasiones. La gesticulación y el lenguaje no verbal que utilizaba, complementaban los cuadros y las escenas, con un toque excepcional. Tin Tán fue la mejor personificación de los “pachucos”, por la influencia recibida de su residencia en la frontera mexicana. Además, la imagen del pachuco estaba muy marginada por la sociedad de los años 40 y 50. El Diccionario Etim...
Irma Barquet Adriana Anaya Los nostálgicos recuerdos de la infancia, de la juventud, que le han dado significado al trayecto de una vida compartida con familia y amistades, en una ciudad, en una nación cuyas condiciones se consideran mejores que las actuales, que envolvieron los periplos inolvidables, gozosos, felices y llenos de libertad, provocan la reflexión de una mujer que desea una vida satisfactoria, segura y positiva a su nieta y, también, a las nuevas generaciones. La percepción de México que ha proporcionado muchas oportunidades, en más de un sentido, a sus niños, a sus jóvenes y el deseo ferviente de mejorar la situación existente, mi invitada especial, Adriana Anaya, manifiesta su preocupación por Lucía, su nieta, y pone a disposición las siguientes líneas: Yo crecí en un México muy distinto al de ahora. Era un país limpio, seguro, amable. En mi niñez, cuando salíamos de vacaciones, el día y la calle eran nuestros. Terminábamos de...
Irma Barquet Se ha enfrentado a las más cruentas batallas y ha salido triunfante. La savia que estimula su torrente es imparable , implacable, enérgica, corre libremente por sus vías. Le cubre un impenetrable escudo , como un gigantesco castillo fortificado, un coloso , que le hace vencer el temor, como una gran fortaleza, amurallada, poderosa. Por dentro es suave, sutil, dulce, tierno y al mismo tiempo apasionado. Es dinámico, rítmico, acompasado, persigue la sola misión de mantener viva la flama; siempre con la brújula bien puesta, con el rumbo definido, impulsado por ese elemento vivificador que nada lo detiene: el amor . Parece el cofre de un tesoro en el que se guardan sentimientos y emociones de inmenso valor, que abre y cierra en concordancia con la vida. Dispara ráfagas de luz radiante, que ilumina el camino que transita y lo mantiene al alba, dispuesto a afrontar hasta los embates más insólitos. Refugio de su intacta alma, de posesión divina, que solo el Su...
Hola Irmita creo que es lo más corto que he leído viniendo de ti, pero muy profundo y reflexivo
ResponderBorrarFelicidades
Como siempre reflexiones y mucho más. Gracias
ResponderBorrarALGO PARA REFLEXIONAR,SALUDOS.
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