EL CERRO DE LA SILLA
Irma Barquet Sucedió hace muchos años. Ángel y Angélica un par de jóvenes extraordinarios, ya se conocían, pero se toparon por azares del destino. Coincidieron en una visita a una ciudad ubicada al norte del país, cada uno por su lado. Ella, iba a conocer a su sobrino que tenía una semana de nacido; él, era invitado a la boda de un amigo suyo. A su arribo a ese lugar, se pusieron en contacto, lo que permitió que Ángel la invitara a la fiesta que tenía planeado asistir. Ella, ignoraba ese evento y “no tenía qué ponerse” para ir presentable a dicho evento. El atuendo se resolvió gracias a que se agenció de un trajecito muy mono con el que podía brillar en la sociedad regiomontana. Arreglada prolijamente, Angélica emanaba una fragancia dulzona, como si fuera el vaticinio de aquella vivencia que les esperaba. Por primera ocasión salían juntos. El nerviosismo y la expectación, eran como la sal y la pimienta de aquel excelso manjar. Ataviado muy ad hoc a la ocasión, Ángel pas