A FUEGO LENTO
Irma Barquet Eso no está bien, mi niña… No, no se trata de tu vida. A leguas se ve que provocaste un lío, del cual será muy difícil que salgas… es un verdadero embrollo… descomunal… Lástima que no estoy cerca de ti para echarte una mano… Además, espero que comprendas que a lo que me refiero es al arroz… He tratado de estar en contacto contigo desde que me marché, mi niña, y hasta ahora lo pude conseguir… ¿Qué es esto que veo? Acuérdate que para que se cueza el arroz, ha de ser a fuego lento. Te dije un montón de veces que el agua debe estar caliente antes de que se la viertas… así es la cosa… Como si pudieras escucharme, me he hecho amigo de Don Antonio. ¿Lo recuerdas? ¿Sabes a quién me refiero? Pues él está aquí… a mi lado y me asegura que no me puedes oír ni un carajo… Pero yo le digo, que constate que en realidad sí me escuchas… porque le bajaste a la lumbre para que el arroz quedara en su punto… Se lo enseñaste mientras estabas vivo, ahora, mi niña, porque