UN HOMBRE DE MUNDO

 

Irma Barquet

 

En lo más recóndito de mi librero, estaba, como en pausa, un ejemplar de La vuelta al mundo en 80 días, del genial Julio Verne, entonces, al hacerme un guiño, lo tomé para darle una repasada a esa aventura que quién sabe cuándo habré leído. Gratamente en esa relectura, volví a vivir la inigualable hazaña, en la que el principal personaje de la historia y en compañía de las demás figuras, hacen del periplo una verdadera delicia.

Me voy a centrar en el protagonista del relato, Mr. Phileas Fogg, quien, motivado por una cuantiosa apuesta, se lanzó a hacer un viaje alrededor del mundo en solamente 80 días, considerando la época en que es narrado, parecía un desafío difícil de cumplir, sin embargo, salió y, efectivamente, hizo ese recorrido inolvidable.

Los atributos propios de Mr. Fogg, le ayudaron, definitivamente, a lograr su cometido, con esa flema británica que en sí misma encierra características que están perfectamente representadas en su personaje: el estoicismo, la impasividad, la puntualidad, el manejo emocional, por solo mencionar algunas. Me pude percatar de algunas muestras de otras cualidades que encontré en el viaje que hice con él y procedo a comentarlas:

Phileas Fogg, además de ser un dechado de virtudes, considero que se destacaba por sus capacidades de planeación, sin esta acción, hubiera sido muy difícil cristalizar su deseo del viaje con detalles tan puntuales como lo describe la novela. Supongo que Russell Ackoff se hubiera sentido orgulloso de ver en el protagonista de la historia, la funcionalidad de la planeación en su empresa. La gestión del viaje, manifestó la planeación estratégica en todas sus fases, como un proceso de aprendizaje y desarrollo, lo que le permitió tomar decisiones y adaptarse a los cambios, con cierta facilidad. El itinerario que diseñó detalladamente, contaba con los lugares, los horarios, los medios de transporte, principalmente trenes y barcos, los costos y todos los datos necesarios para hacer realidad su ¿descabellado? proyecto, aunque, en ciertos pasajes del relato, también se percibe su espléndida capacidad de improvisación.

De acuerdo con el planteamiento de Howard Gardner, referente a las inteligencias múltiples, Phileas es un personaje que tiene desarrolladas algunas, tales como la inteligencia espacial, demostrada en la ruta que formuló para dar la vuelta al mundo, partió de Londres, de ahí a la cordillera de Los Alpes, en Europa Central; Brindisi, Italia fue su otra parada; pasó por el Canal de Suez, Egipto; se dirigió a Adén, Yemen; el siguiente punto fue Bombay, India, en la costa del Mar Arábigo; continúo hacia Calcuta, India; Singapur, al sur de la península Malaya; en Hong Kong, China, hizo escala; posteriormente de Yokohama, en el país del sol naciente, hizo conexión; cruzar el Océano Pacífico lo condujo a San Francisco, California, de donde se trasladó a Nueva York ubicado en la costa este de Estados Unidos; el trayecto por el Océano Atlántico hizo posible su llegada al puerto de Liverpool y de ahí, a su punto final: Londres. El viaje que describe la novela le permitió llegar en tiempo y forma pues tomó la dirección de poniente a oriente. También tuvo la oportunidad de aplicar su conocimiento en la navegación, cuando se hizo cargo del timón de una embarcación.

Fogg, de igual manera, manifiesta su inteligencia lógico matemática, de acuerdo con Gardner, en dos aspectos, principalmente: Primero, se demuestra en la puntualidad con que planeó el viaje: tiene horarios de salida y llegada de los diferentes medios de transporte, duración de los trayectos, los tiempos libres en los que podía visitar algunos sitios, así como su presupuesto de gastos y la disposición de su efectivo para solventar las diferentes situaciones que en las que tuvo que pagar por servicios extras que fueron necesarios, incluso, la novela dice que su itinerario está diseñado matemáticamente y, segundo, por su afición al whist, un juego de barajas, muy británico, en el que generalmente era ganador.

En la misma tónica de las inteligencias múltiples, Phileas demostró su inteligencia lingüística, tanto en la correcta forma de comunicarse asertivamente con sus diferentes interlocutores, como en la gran capacidad para negociar la continuidad de su viaje, en algunos imponderables que se le presentaron, para lo que dispuso de sus fondos económicos. Esto también lo conecta tanto con la inteligencia lógico matemática y como con la interpersonal.

Su temperamento flemático, como buen inglés, lo ubica en la inteligencia intrapersonal, expresada tanto en el cuidado de su aspecto físico y presentación, como en el manejo emocional. Pensaba en las situaciones, ideaba la mejor solución y actuaba con consciencia.

La inteligencia interpersonal mostrada fehacientemente en la interacción con sus compañeros de viaje y con las demás personas con quienes trató. Hizo gala de la empatía y de los correctos modales. Les proporcionó todo lo que requerían para satisfacer sus necesidades en las condiciones más confortables posibles. Asimismo, sentía un respeto profundo por la cultura de los habitantes de los lugares por los que pasó.

Si Fogg evidenciaba sus inteligencias interpersonal e intrapersonal, diría Daniel Goleman que posee una equilibrada inteligencia emocional.

Mr. Fogg era sumamente proactivo por su capacidad de anticiparse a las situaciones, a las acciones bien razonadas. Demostró gran iniciativa en la gestión responsable de los acontecimientos, siempre conservó la brújula hacia su objetivo, tenía confianza en sí mismo, claridad en la toma de decisiones y en el cálculo de los riesgos. Inspiraba a sus compañeros de viaje.

Se conducía éticamente. En sus acciones iban implícitos valores como la honestidad, la responsabilidad, la puntualidad, el respeto, la rectitud, la valentía, el arrojo… También, en ese viaje, conoció el amor.

Mr. Phileas Fogg, sin duda, era un hombre de mundo.

Imagen: La portada de mi libro.



Comentarios

  1. ME GUSTÓ MUCHO TU ARTÍCULO Y ADEMÁS ME RECORDO UNO DE MIS LIBROS FAVORITOS. YA LO ENCONTRÉ Y MAÑANA MISMO COMIENZO A LEERLO NUEVAMENTE. SALUDOS.

    ResponderBorrar
  2. Muy buena relación con Gardner, no se me hubiera ocurrido (je)
    Y en qué momento se enamoro? Seguramente habrá una segunda parte.
    Un abrazo

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

DE PUÑO Y LETRA

EL CORAZÓN DE MI HERMANO

ABUSO SEXUAL: EL CASO DE LUNA